Comportamiento del oro

 

Una de las inversiones en materias primas más tradicionales y con mayores rentabilidades de los últimos tiempos, está atravesando una etapa bajista y esto representa una oportunidad para el inversor avezado.

A comienzos del mes de febrero el oro cayó por debajo de los 1.050 dólares la onza. Este valor representó el valor más bajo de los últimos tres meses.

Simplemente este descenso puede ser el indicio de un período de debilidad para el metal precioso, donde los precios sufrirán correcciones al alza o a la baja en forma cortoplacista que incluso pueden acercar su precio a menos de 1.000 dólares.

Esta fase es consecuencia de la conjunción de una serie de factores. Algunos de estos factores son de carácter estacional como ser la evolución de las compras de oro de China. En vísperas del año nuevo chino las compras de metal precioso han menguado, al tiempo que las fábricas de joyería disminuyen su producción.

La expectativa cortoplacista de baja está soportada asimismo por la finalización del apoyo al precio del oro que ha significado las entradas de fondos indexados.

Sin duda, otro de los factores que ha incidido es el efecto de la crisis de deuda soberana y su impacto en el dólar. Estos factores ponen de manifiesto que la tan esperada recuperación será más complicada y lenta de lo previsto inicialmente.

Además el impacto de la deuda soberana no quedará circunscripto al sur de Europa, ya que pronto la atención se centrará en países como EE UU y Reino Unido, con masivos déficit.

Esta segunda fase de crisis de la deuda se espera que beneficie, en lugar de perjudicar, a la cotización del oro. Una vez que se dé un curso de acción y solución a la deuda de los países de la zona euro, se espera que tanto el precio de su divisa como del oro se recuperen rápidamente.

Algunos expertos hasta aventuran que esta nueva fase de recuperación impulsará la cotización del metal precioso hasta los 1.300 dólares la onza o aún más allá.